Hoy no es día de hablar de la alineación que sacaba Stuart Pearce en el último partido del Europeo sub-21 para Inglaterra. Este partido, que era el del cierre para un torneo desastroso del cuadro inglés, les enfrentaba a la selección de Israel. Con un poco de retraso escribo esto, pero tres partidos, tres entradas era lo que merecía el seguimiento de la selección inglesa. Y es que parece que tanto jugadores como entrenador se pusieron de acuerdo para no seguir avanzando en esta competición. Tanto una parte como otra han dado los síntomas propios de un combinado que va sin rumbo.
Una vez más el cuadro inglés volvió a demostrar que es un equipo apático, sin ideas y con cierto nerviosismo a la hora de querer hacer las cosas. Ante esto, su falta de madurez hizo que pecaran en exceso a la hora de afrontar los partidos. Y es que ante un gran número de nombres en ataque, dimos por sentado que esta selección podía dar guerra a lo largo de este torneo, olvidándonos de lo realmente importante, que es el colectivo. La falta de ideas como equipo ha hecho que por mucho nombre que haya traído esta selección no haya servido. Juntar a Ince, Zaha, Rose...no ha hecho más que acentuar la caída del equipo inglés. Y es que en el partido ante Israel se volvió a ver lo mismo de siempre, debilidad defensiva, falta de posicionamiento y ayudas cuando un compañero subía, pocos apoyos para ofrecer pases y subir al ataque, etc. Israel supo aprovechar todas las debilidades que le ofrecía Inglaterra, y con el paso de los minutos fue creciendo en el partido, jugando con muy buena cabeza por las bandas y con un Biton inconmensurable en el centro del campo.
Más que hacer un análisis del partido o una crónica de este resaltando puntos importantes, hay que reflexionar sobre Inglaterra y su futuro. ¿Qué hay que esperar de estos jugadores en el futuro? Cuando llevas a un campeonato como este una selección que puede conseguir algo mejor que un último puesto en el grupo, sumando 0 puntos y metiendo 1 gol y recibiendo 5 (sí amigos, datos que sorprenden con los nombres que se ven), no puede uno más que pensar que si el futuro es mejor, cuánto tiempo hay que esperar para que llegue. Lo grave no es que Inglaterra se vaya de este Europeo sub-21 sin conocer la victoria, es que en ningún momento tuvo intención de intentar conocer lo que era. La sensación que dejan es de falta de ganas, de no querer mostrarse al mundo como la generación brillante que es. Inglaterra vuelve a las islas, y esta vez de nuevo vuelve sin hacer ningún tipo de ruido de cara al mundo. Lo complicado de esto no es que Inglaterra se quede fuera, sino que una vez más desaprovecha la oportunidad de mostrarse ante sí misma que puede llegar más lejos de lo que ellos mismos creen con el paso de los años.
