jueves, 14 de marzo de 2013

Ganar para seguir soñando

Málaga tiene ese aire que otros lugares no tienen. El sol, el mar, el calor y esa chispa de alegría que le faltan a otras ciudades, tanto en España como en el mundo son características de una ciudad que respira historia por todos sus costados. Ayer La Rosaleda se vestía de gala para recibir al Porto de Pereira. Con un resultado adverso de 0-1 en la ida a favor de los portugueses, la noche se presentaba vibrante y cuanto menos digna para sentir, hacer sentir y coger al Málaga CF de la mano para demostrar que en este paso no andaban solos. Y es que, en realidad nunca ando solo desde que comenzó su periplo por Europa. Zenit, Milan...el camino no había sido fácil para un equipo que debutaba en esta competición por primera vez en su historia. Pero la historia está para algo, y ese algo es sobrepasarla y seguir escribiendo páginas doradas en los rincones de un estadio, representando a una ciudad en forma de un equipo y respaldando en cada momento a ese equipo por una afición que demuestra ir a su lado.


Jugar con miedo es algo normal con un resultado adverso. El Málaga tenía mucho en contra, un 0-1 es un resultado traicionero. El mínimo descuido, la mínima falta de intensidad te puede sentenciar con un gol en contra. Con esas intenciones salió el Porto desde el minuto uno. El equipo portugués rápidamente se hizo dueño del balón y jugaba con el miedo del Málaga. El llevar a cabo una presión intensa, encimando a varios jugadores del Málaga cuando recibían el balón era clave para que los andaluces no pudieran crear ningún peligro sobre la portería de Helton. Los visitantes tampoco creaban muchas ocasiones en cuanto a disparos se refiere, pero estaban a gusto en el campo y se movían cerca del área. Caso a parte el papel de Moutinho, jugando a sus anchas cerca y lejos del área del Málaga. El trabajo físico del Porto exigía mucha tensión y sobre todo concentración mental para poder llegar en el momento preciso para tapar un espacio concreto. 

Hasta el minuto 40 aproximadamente ese trabajo se llevó a la perfección. En esos instantes el Porto bajó la intensidad en el juego y el Málaga comenzó a encontrar espacios. De la mano de Joaquín (que fue el alma y corazón del equipo cuando más lo necesitaban) se comenzó a crear peligro sobre la portería rival, y es que el jugador del Málaga comenzó a conducir el balón y desquiciar a los jugadores del equipo rival con sus movimientos. Los desmarques que ejercían el jugador andaluz y Saviola eran peligrosos para la defensa rival, pero no llegaban a concretarse. Así, en el minuto 43 Isco se sacó una genialidad de su pie derecho y consiguió el gol que dio alas al Málaga. Un simple gol puede hacer que los ánimos se tornen de un extremo a otro, y este fue el motivo que desencadenó todo el tiempo que restaba hasta final de partido.


Los 45 minutos restantes fueron alegrías para el equipo local, pero no sin sufrir para llegar al final. El Málaga consiguió rápido forzar una segunda amarilla sobre Defour, y desde ese momento comenzó a controlar el partido y hacer un derroche físico increíble en la búsqueda del segundo gol. Con inferioridad numérica el equipo portugués se defendía como podía de los ataques de su rival. Jackson Martínez se encontraba demasiado lejos de sus compañeros, y a su vez Weligton realizaba sobre el un trabajo defensivo extraordinario. James Rodríguez, que había salido en el segundo tiempo era insuficiente para conseguir enlazar las recuperaciones con ocasiones claras de ataque para su equipo, por lo que al equipo de Pereira le tocaría esperar con calma para conseguir efectuar de forma clara alguna jugada. En el minuto 77, tras un derroche bestial del Málaga,  Roque Santa Cruz consiguió marcar a balón parado el segundo gol. En ese momento el Málaga ya estaba notando el cansancio, y Pellegrini efectuó un cambio que demostraba lo trabajado que está este equipo (los anteriores también fueron perfectos). Con 2-0 en el marcador dio entrada a Piazón para intentar mantener la pelota. Desde el momento del segundo gol hasta el final el Porto tiró de casta e intento crear peligro sobre la portería del Málaga, pero por aquel entonces era insuficiente. No es que el equipo portugués no pudiera crear peligro, es que por aquellos minutos afición y equipo local ya sentían que la eliminatoria era suya.

El equipo de Pellegrini de esta manera acabó ganando el partido y consiguiendo la machada de remontar el resultado adverso que traía de Portugal y conseguir el pase a la siguiente fase de la UCL. El equipo andaluz ha demostrado saber sufrir en esta competición europea, y demuestra el trabajo que lleva detrás un equipo como el suyo. El Porto ha demostrado que es un equipo compacto y trabajado, donde aún les falta experiencia por recoger y alegrías que cosechar. La intensidad física y concentración mental que han demostrado en estos dos partidos son dignas de elogio, y es que los portugueses han sido fieles a su estilo de principio a fin en esta eliminatoria. El partido acabó 2-0. El resultado, sin dejar de darle importancia no deja de ser algo anecdótico, pues lo realmente increíble es lo que el Málaga supo, sabe y sabrá: tenían que ganar para seguir soñando.