miércoles, 2 de octubre de 2013

17 veces Arséne Wenger


De una mente nace un pensamiento, de un pensamiento nace una idea, y de una idea nace un reto. Se podría decir más alto pero no más claro lo importante que ha sido Arséne Wenger para la historia del Arsenal. Digamos cogidos de la mano, espalda con espalda o codo con codo, pero entrenador y club llevan mucho tiempo juntos, y durante todo este tiempo tanto uno como otro han confiado en las duras y en las maduras. Sería absurdo debatir sobre Wenger sin tener en cuenta todo lo que ha hecho por el club londinense. Criticado, discutido y muchas cosas más, el entrenador francés siempre ha conseguido obtener los resultados necesarios para que el Arsenal llegara a su reto de cada año. Pero la gente es ambiciosa, como es normal, y quiere más, y más y mucho más...sobre todo cuando vienes de años pasados donde juntaste a una generación de futbolistas magnífica, les hiciste jugar y dominaste Inglaterra a sabiendas de que el futuro no depararía lo mismo. Porque es bonito vivir del pasado, y el pasado del Arsenal fue bonito, pero el futuro no esperaba lo mismo, y Arséne lo sabía. Por eso cambio él y por eso cambió el club, porque su labor después de esa época dorada sería formar y hacer soñar a jugadores más jóvenes. Conseguir que tuvieran ambición y sudaran una camiseta que año tras año ha sabido hacerse respetar en Europa. Sería injusto hablar del Arsenal sin Wenger y su labor, porque Wenger destila Arsenal, y sus 17 años en el club no hacen que esto se vea de otra forma, sino que refuerzan la idea por un entrenador.

Dejando a parte esta breve reflexión sobre Arséne Wenger, el Arsenal y todo el contexto que hay, el Arsenal jugaba en el Emirates Stadium una noche más UCL. A la espera de que llegara un Napoli que daba bastante miedo, o a lo mejor miedo no es la palabra indicada, sino que imponía respeto, sobre todo después de la primera jornada europea que se marcó ante el subcampeón de la temporada pasada, el Borussia Dortmund. Pero seamos serios, pese a que el Napoli de Rafa Benítez es un equipo al que se le tiene que tener un máximo respeto, el Arsenal no tenía nada que envidiar a dicho equipo. El comienzo de la temporada estaba yendo mejor de lo esperado, siendo primeros en la Premier League, cosa que no ocurría desde hacía varios años atrás. Además de esto, el equipo estaba mostrando cada jornada que podían manejar varios registros a lo largo de un partido, ya que el equipo en varias ocasiones había prescindido de la posesión para hacerse con los encuentros de forma más directa, buscando los espacios al contraataque o jugando sobre los jugadores de arriba. Por decirlo de alguna manera, el Arsenal se estaba renovando, o tal vez no renovando, sino que estaba reciclándose para saber sacar partidos que antiguamente se le podían atragantar. Esto unido a la buena forma de los jugadores hacía que el encuentro entre ambos equipos fuera un choque durísimo, o al menos eso parecía. En el que sea posiblemente el grupo más complicado de la actual UCL, ambos buscarían tres puntos importantes de cara al futuro, aunque claro, qué tres puntos no son importantes en esta competición. Londres era el escenario, y el balón era el que sentenciaría el final del resultado.

Y con este pensamiento comenzó el partido para el espectador. Pero el Arsenal salio intenso, rápido, cómo pocas veces se le solía ver en un inicio de partido. Tal vez no sea la mejor comparación, pero al ver el inicio de partido del Arsenal se me vinieron a la cabeza el partido de hace 2 campañas en UCL ante Milan que acabó 3-0 (el Arsenal perdió en la ida 4-0 en casa del equipo italiano) y también me recordó al partido de la campaña pasada ante el Bayern Munich de la vuelta en Alemania que acabó con 0-2 para el Arsenal (en la ida ganaron los alemanes 1-3 en Londres). Sobre todo me recordó a estos partidos por las ganas con las que salieron los jugadores, cada uno sabiendo cual era su cometido, a donde tenían que ir, que hacer y como apoyar. Es cierto que el Napoli no tenía en la punta de su ataque a uno de sus mejores jugadores, Higuaín, pero el Arsenal consiguió anular completamente al equipo italiano. A sabiendas del partido que se presentaba, Arséne Wenger sacó un once totalmente inteligente, con unos jugadores que asegurasen la posesión en el equipo y erraran pocos pases a lo largo del partido, porque en las recuperaciones se podía encontrar el mayor peligro de los de Rafa Benítez. En el centro del campo una dupla con Flamini-Arteta encabezaba al equipo. Ambos claves, encimaban a sus adversarios cada vez que perdían el balón, ejerciendo una presión intensa y provocando el error del equipo rival. También eran clave en la salida de balón, ya que ambos buscaban la solución más cercana y lo buscaban de la forma más rápida. Ambos jugadores fueron el equilibrio entre ataque-defensa que tanto necesitaba el Arsenal Por delante tenían a Ramsey-Özil-Rosicky, donde los tres jugadores fueron claves con su movilidad en tres cuartos, consiguiendo apoyarse los unos a los otros y encontrar huecos con rapidez para no dejar descansar al Napoli. Ramsey y Özil están en un gran momento de forma, y tanto el galés como el alemán entienden a las mil maravillas lo que necesita el equipo en cada momento. Partiendo desde la banda, ambos asistieron en los goles (Ramsey en el primero, que marcó el alemán y Özil en el segundo, que marcó Giroud). Los constantes movimientos de estos tres hicieron la vida más fácil a los de abajo. En la punta del ataque estaba Giroud, que por cierto, está a un nivel bárbaro. No solo ayuda en la zona cerca del área, sino que baja a recibir o ayuda para combinar a los jugadores de tres cuartos. De una recepción suya nace el primer gol (haciendo una continuación hacia Ramsey fabulosa). Parece que Giroud está temporada se ha encontrado, y eso es importante para él y para el Arsenal. Los demás jugadores del equipo no tuvieron un exceso de trabajo, y tampoco es que no destacaran, pues Sagna se recorrió la banda derecha a lo largo de todo el partido, y Mertesacker dio muestras de porqué hoy en día es el defensa central más fiable del equipo.

El partido del Arsenal nació y murió en el esfuerzo del propio equipo. La intensidad, las ayudas constantes entre los compañeros, y como dijo Arteta en la entrevista después del partido, la solidaridad, supusieron un plus para que el equipo sacará un resultado que en un principio parecía más complicado. Y es que el Napoli apenas tuvo respuestas ante el partido que estaba haciendo el Arsenal. Sus ocasiones de peligro llegaron de disparos lejanos, y pese a que tuvieron alguna que otra, no llegaron a crear un exceso de peligro sobre la portería de Szczesny. Con las ideas poco claras, con un equipo que se vio desbordado y ante un partido donde sus jugadores no estuvieron acertados, el Napoli tuvo en su mejor valedor a Insigne, que fue el que más constancia puso al juego de su equipo y el que más intentó molestar a la defensa del equipo londinense. Rafa Benítez volvió a Londres para enfrentarse al que según él es el mejor entrenador de la Premier League, y pese a que se vio sobrepasado por el partido del Arsenal, el encuentro nos dejó una vez más un enfrentamiento entre dos entrenadores que se conocen bien, aunque esta vez le tocó gana a Wenger.

Ahora es momento de seguir mirando al siguiente partido, y pese a que el Arsenal pasa por un momento dulce hay que pensar que no todo será tan bonito como lo es actualmente. Con 10 victorias consecutivas, y un mundo por delante, el Arsenal y en especial Arséne Wenger vuelve a sacar la sonrisa de su afición, y vuelve a reencontrarse con su sonrisa. El equipo sigue siendo el mismo, pero las ganas y la ilusión están renovadas. Tal vez sea el momento de decir que volver a confiar en Wenger ha sido un acierto, porque como dije en el principio, hablar del Arsenal sin Arséne Wenger sería injusto, y es que como el pasado estuvo ligado al entrenador, el futuro también va a su lado, a si que nunca es tarde para celebrar esta victoria, por ti Wenger, y por tus 17 veces Wenger.