Hay ciertos momentos en el fútbol que marcan un antes y un después en la vida de los equipos, las selecciones, los jugadores y los aficionados. Yo recuerdo con cierto recelo y tristeza los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010 entre Ghana y Uruguay. Recuerdo aún el momento en el que en el minuto 90 hay un penalti por mano de Luis Suárez a favor de Ghana, y también recuerdo como Asamoah Gyan estrella el balón en el larguero y cae rendido ante la oportunidad que acababa de pasar. Creo que de cierta forma todos fuimos Ghana en ese Mundial. Poco o mucho, más o menos, viéndolos o siguiéndolos, pero todos queríamos que hicieran algo grande. Y es que ante la tanda de penaltis después de la prórroga en la que cayeron derrotados, todos nos llevamos las manos a la cabeza, tristes y desanimados ante lo que habíamos visto. Bueno, al menos así me sentí yo viendo perder a Ghana, a sus jugadores tirados en el césped del Soccer City. Ghana sabía la oportunidad que perdía, pero no era consciente del punto al que había llegado. Este partido fue el comienzo de lo que le depararía a una selección y a otra.
Un año atrás la selección ghanesa en 2010 se proclamaba campeona del Mundial sub-20 de Egipto tras hacer un gran torneo con una generación de jugadores que tenían muy buena pinta. Algunos de ellos ya participaron en el Mundial de Sudáfrica 2010, y es que Ghana ganó el torneo con total justicia. Por aquel entonces Andre Ayew, Mensah, Inkoom, Opare...eran simples promesas de un país que emergía como gran esperanza futbolística del continente africano, hoy en día algunos de estos jugadores son los que encabezan una etapa en la que se tiene que mirar más allá para mejorar los objetivos que consiguieron antiguamente. Una selección sub-20 de jugadores habilidosos, rápidos donde la velocidad era una de las cualidades que mejor manejaban sus jugadores, y con las que hacían mucho daño al rival. Ahí comenzaba una etapa bonita que en 2010 vio como se encontraba con un bache demasiado grande.
Tras el Mundial de 2010 Uruguay consiguió proclamarse campeona en la Copa América y recibir un premio a su fabulosa generación de futbolistas. El camino de Ghana fue todo lo contrario, o al menos muy distinto que el de Uruguay. La selección ghanesa participó en la Copa África de Naciones 2012 y quedó 4. Partía como favorita y cayó en semifinales ante Zambia (que acabaría siendo la campeona del torneo), Asamoah Gyan volvió a fallar un penalti y la selección quedó cuarta en el torneo. Otra vez volvieron los malos pensamientos, la tristeza y el temor. Tras esto Asamoah Gyan declaró que tenía que tomarse un tiempo debido a todo lo que le había sucedido en 2 años (falló el penalti decisivo ante Uruguay y el decisivo ante Zambia) y se retiró de la selección de Ghana. Su mayor estrella y un jugador que se había ganado el respeto de todos pese a esos fallos necesitaba quitarse presión y volver a coger ánimos para jugar con su selección. Ghana había perdido una oportunidad muy buena de proclamarse campeona debido a que muchas de las grandes selecciones africanas no se clasificaron para este torneo. En 2013 se volvió a jugar la Copa África de Naciones y otra vez volvieron a partir como favoritos, de nuevo volvieron a caer en semifinales y volvieron a quedar cuartos. Ghana pasa por un momento duro, pero hay motivos para alegrarse y tener esperanza, porque pese a todo el sufrimiento que han pasado y todas las tristezas que han tenido en los últimos años, hay un futuro prometedor para su selección.
Este verano se está disputando el Mundial sub-20 de Turquía, y contra todo pronóstico Ghana ha llegado a las semifinales de la competición. Tras pasar por un grupo con España y Francia (máximas favoritas para ganar el torneo) y pasar a la siguiente fase como una de las mejores terceras selecciones de los grupos, ha conseguido batir a Portugal en octavos de final (capitaneados por uno de los mejores jugadores del torneo) y en cuartos de final ante Chile de forma in extremis (4-3 en la prórroga y consiguiendo empatar en dos ocasiones el partido para seguir soñando con el pase a las semifinales). Ahora en semifinales llega la todopoderosa Francia, pero eso es otra historia. Esta selección de Ghana viene comandada por jugadores con un gran talento: Acheampong, Boakye, Assifuah, Salifu, Aboagye y un largo etcétera que les hace ver que en este torneo todo es posible. Selección que juega con el balón rápido y que tiene un fútbol muy alegre, sabe convivir con los errores que tienen cuando no pueden jugar la pelota. Sus mejores armas son la intensidad en el juego y el físico para robar el balón y montar contras. Esto no quiere decir que no tengan jugadores técnicos, porque saben jugar el balón y hacer mucho daño con pases al hueco, pero su mayor arma es la velocidad de sus jugadores y la velocidad con la que intentan mover la pelota. Ghana tiene un motivo de alegría, y no es pequeño, hay futuro.
Tal vez todo lo que han sufrido a lo largo de estos 3 años no sea fácil de digerir para los jugadores que tiene Ghana en todas sus categorías, pero esta vez tienen un motivo para alegrarse, mirar al futuro y sonreír de oreja a oreja con lo que se les viene. Esto no es un simple trofeo para ellos, y llegar hasta aquí ya es una recompensa porque no ha sido fácil y no se tenía en mente, pero tanta esta espera para tener ilusión por un futuro mejor puede merecer la pena. Hoy en día recuerdo aquello que le pasó a Ghana en 2010 y todavía siento algo de tristeza por ellos, pero no puedo dejar de sentir alegría por lo que está haciendo la sub-20 en este Mundial de Turquía. Ghana, es el momento.