martes, 9 de abril de 2013

El escondido


Que Manchester cada vez que acontece un derby se parte por la mitad y se viste de azul y rojo no es nada nuevo. Da igual Old Trafford que Etihad Stadium, que toda la ciudad estará pendiente de su equipo y los aficionados estarán expectantes respecto lo que ocurra. Si repasamos el partido que se presentaba esta jornada, con el Manchester United 15 puntos por encima de su vecino el Manchester City, jugando en casa tras haber ganado en la ida, y teniendo en memoria el 1-6 que les clavaron los de Mancini en la temporada pasada, todo invitaba a que los de Ferguson se dejasen la piel y de esta manera hundieran más si se puede al segundo clasificado en la tabla de la Premier League.

El Manchester City, que visitaba hoy Old Trafford, no tenía más en mente que salir del campo de su rival airoso, respirando tranquilos de conseguir un resultado positivo. Que los de Mancini consiguieran una victoria significaba el salvar en cierta manera la temporada. No era un simple duelo, era más que eso. El ganar por segundo año consecutivo en el campo de tu máximo rival, en una temporada desastrosa, significaba mucho para los que ostentan el título de campeones de Inglaterra. Es por esto que tanto entrenador como equipo lo tenían claro, si se podían despejar dudas de cara al futuro, el día idóneo era hoy, ante el Manchester United, con el campo lleno y en el feudo de tu rival.

Y el partido comenzó como un derby de Manchester tiene acostumbrados a los aficionados a este deporte, con intensidad, garra, ida y vuelta y mucho intercambio de golpes. Tanto primer como segundo tiempo tuvo mucha velocidad por parte de ambos equipos. El Manchester City dominaba el centro del campo y vivía en campo del Manchester United en grandes fases del partido,  con una gran movilidad en 3/4 de campo conseguían sufrir poco atrás y crear problemas en ataque. Mientras tanto los locales buscaban hacer contraataques con las pérdidas de su rival, pero en mayor o menor medida los pupilos de Ferguson no encontraban la clave para hacer daño a la defensa comandada por Kompany. Así pasaban los minutos, y el golazo de Agüero nos volvía a mostrar como una vez más el derby de Manchester tendría un final trepidante marcado por un ritmo frenético.

Pero más que el partido, lo que destacaría sería el papel de Gareth Barry en el encuentro y su contexto. El medio centro inglés es un jugador que apenas hace ruido, y se podría llegar a decir que su rendimiento no es el mejor después de sus buenas temporadas en el Aston Villa. Rodeado entre infinidad de estrellas y con un papel secundario dentro de su conjunto, el jugador de 32 años hoy apareció, y de que manera. Dominó su centro del campo e hizo que tanto Carrick como Giggs se vieran desbordados ante el despliegue que estaba realizando a lo largo del partido (de menos a más). Con un 91% de acierto en sus pases (51/56), 4/4 robos de balón, 2/2 regates, el jugador inglés fue creciendo con el paso de los minutos. No solo se limitaba a jugar por el centro del campo, sino que su movilidad hacía que cayese a la banda izquierda en un gran número de ocasiones, combinando con sus compañeros. Además de esto, no le faltaban fuerzas para bajar a defender y robar balones, buscando también pases sin complicarse la vida. Tenía la idea clara, retener el balón lo menos posible en sus pies, soltarla de forma rápida y sencilla. Estuvo presente en casi todas las zonas del campo y el Manchester United no supo como pararle.

Es verdad que Barry no es una estrella, posiblemente incluso no le quede mucho para comenzar a bajar el nivel, pero es un jugador que nos ha mostrado menos de lo que en realidad puede dar. Con 32 años ha conseguido ser el líder de su equipo en un partido que exigía mucho a los de Mancini, tanto a nivel de  equipo como de institución. En un momento difícil es cuando ha aparecido, sin llevar el brazalete pero haciendo de capitán, no siendo una estrella pero siendo el más presente en su equipo, no siendo el mejor jugador que tiene la plantilla del Manchester City pero haciendo lo que mejor sabe hacer y lo que mejor hizo en el Aston Villa, jugar al fútbol.