domingo, 26 de enero de 2014

Erase una vez



Un equipo. Vestía de rojo y blanco, a rallas. Cada semana le tocaba jugar. Procedían del condado de Tyme y Wear. No siempre les salían las cosas como querían, pero intentaban ceñirse a su papel. Su plantilla estaba compuesta por jugadores de buen nivel. No siempre todos rendían como se esperaba, pero el fútbol es así, una montaña rusa. Eso agravaba la situación, les condenaba y les hacía caer a las zonas más bajas de la tabla de clasificación. Temían lo peor.

Con buenos jugadores, cualquiera se preguntaría por qué caían cada jornada más bajo. Por qué cada vez la situación era peor. Tal vez ese no fuera su papel. ¿Y sí querían más? Tal vez necesitaban algo o alguien que uniera las piezas. Alguien que deshiciera el puzzle y colocara cada fragmento en su sitio. Todvía se desconocía la imagen que daba el resultado final, o al menos hasta ahora no se había plasmado con claridad. Todo se veía borroso. ¿Cómo calificar algo cuándo no se aprecia lo que se ve?¿Cómo ver un conjunto cuando las piezas no estaban en su sitio? Esto era el Sunderland. Un equipo a la deriva, apagado y falto de ideas. La necesidad de que algo les hiciera reaccionar era alta.

Y ese punto que faltaba llegó. O mejor dicho, no fue un punto, fue la mano que colocó cada parte en su sitio. Gustavo Poyet, uruguayo y conocedor del fútbol inglés. La tarea, complicada. Los ánimos, bajos. Y la necesidad, infinita. El panorama no era le mejor, y las sensaciones estaban por ver. A veces hace falta ese "algo" para cambiar un todo. El Sunderland encontró su algo, y Poyet encontró su todo.

Una vez comenzó a probar, las cosas siguieron igual. Difícil rehacer algo cuando todo está desmoronado. Cuando los fragmentos están desgastados y mal puestos. El inicio no fue fácil, se podría decir que hasta difícil. Pero las sensaciones habían cambiado, había algo nuevo. Con paciencia, constancia y continuidad se comenzó a encontrar una pequeña solución. Pequeña solución que iría creciendo. El uruguayo supo desde un comienzo que sus jugadores, sus guerreros, estaban hechos para intensificar el juego durante un tiempo determinado. La elección, los segundos 45 minutos de cada partido. Esa sería la gran arma en el campo. Sus jugadores, armados con sus camisetas y sus ganas, serían al fin y al cabo los que tendrían que revertir la situación. Los que tendrían que conseguir sus objetivos sobre el campo. Una situación que había llegado demasiado lejos.

Con el tiempo el equipo encontró al mago que distribuyera el balón sobre el campo. Sería Ki, probablemente el que mejor rendimiento está dando desde la llegada del uruguayo. También se conoció al oportunista que conociera la importancia de cada momento. Sería Borini. Y bueno, más allá de cada actor, detrás del papel se encontraba el equipo, donde todos eran importantes. Porque al fin y al cabo, el puzzle se estaba construyendo, y no hay solución final si no encajan todas las piezas. Todos por una misma causa. Su causa, la del club y la de su afición. Motivos suficientes para luchar.

Con unas cuantas jornadas juntos a sus espaldas el equipo sigue luchando por más. La situación ha cambiado, o al menos hay indicios de ello. Tal vez no sea tanto el hambre, sino la necesidad de ganar. 45 minutos dan para mucho. Ahora, con una final de Capital One Cup por disputar, una salvación que conseguir, el equipo se ve con fuerzas. El Sunderland ha aprendido a luchar, a saber que sin victoria no hay permanencia, a saber que sin victoria no hay gloria final.

Erase una vez una ciudad, una afición, un estadio, unos jugadores y un entrenador. Todo por sí solo puede que no signifique nada. Incluso puede que por sí solo todo no tenga ningún sentido, que todo perdiera su significado. Pero cuando todo se junta la imagen es nítida, y la emoción es grande. El Sunderland sigue su escalada. Mientras tanto, el club sabe que Gustavo Poyet era lo que necesitaba, y el técnico uruguayo sabe que el Sunderland era lo que necesitaba él. Al fin y al cabo, cuando hay una mano y unas piezas, todo tiene que ir acabando en su sitio. Poco a poco todo va siendo más claro, pieza a pieza, fragmento a fragmento, parte a parte.

miércoles, 8 de enero de 2014

Las dudas de Moyes


Como si de un encaje de bolillos se tratara, David Moyes vive en un constante hacer y deshacer para dar con la clave que haga que su equipo muestre una constante positiva. Actualmente, ni las herramientas son las idóneas, ni la estructura sobre la que se sustenta el Manchester United ayuda a que todo sonría. La derrota en FA Cup del club de Manchester fue un síntoma más de la inestabilidad que hay jornada tras jornada en los red devils. Difícil predecir el futuro del equipo. Mientras tanto Moyes sigue tejiendo algo que día tras día siembra más dudas.

El club pasa por una crisis por la que no pasaba desde hacía años, y es que tras el retiro de Sir Alex Ferguson las cosas no han salido según lo que se esperaba. A la mala gestión de los fichajes por parte del club/Moyes, hay que unir el tira y afloja en el juego del equipo. Centrándonos en estos dos aspectos, en el mercado de fichajes de verano el equipo no fichó en base a las necesidades de la plantilla. El club cerró en el último momento a Fellaini, un jugador al que Moyes había hecho jugar por delante de los centrocampistas en el Everton, y que llegaba al Manchester United con una labor muy distint. Se esperaba que el jugador belga fuera el eje del centro del campo, y que se complementara con Carrick en la organización del equipo, quitando bastante peso al jugador inglés. También encontramos la poca constancia en el juego de Moyes, o al menos la falta de ideas del entrenador y su equipo. Cuando un partido se le tuerce a los jugadores y tienen que anteponerse a las adversidades, suelen fallar. El equipo además no se siente a gusto dominando los partidos con el balón, algo que les está tocando hacer esta temporada, y que no están sabiendo superar. A esto hay que unir que en muchas ocasiones los cambios no son los idóneos para que el equipo. David Moyes lanzó un mensaje a los aficionados diciendo que había pocas probabilidades de que llegaran refuerzos en invierno. Si los fichajes fallan y el sistema falla, la conclusión es que el conjunto falla.

A esto hay que unir la poca suerte que está teniendo el club de Manchester con las lesiones, donde está presentando una constante baja en sus mejores jugadores. Todo esto agrava la situación del equipo, y pese a que de vez en cuando surge algún jugador que saca las castañas del fuego, no es suficiente para que los de Moyes alcen el vuelo. A las malas sensaciones del equipo, la falta de rendimiento de los jugadores y las lesiones hay que sumar los malos resultados del equipo en casa. El Manchester United ha perdido a estas alturas más partidos que en cualquier otra temporada mirando desde la 1999/2000 en Premier League. La mala sensación en casa es algo que se extrapoló en FA Cup, donde cayeron derrotados frente al Swansea. Algo sorprendente si tenemos en cuenta que Old Trafford es uno de los campos más complicados del fútbol inglés. Esta temporada en Premier League el Manchester United se encuentra en la undécima posición mirando los resultados a domicilio: 4 victorias-2 empates-4 derrotas son unos números que ponen en el punto de mira al equipo de Manchester. Para que cambie la situación, los resultados a domicilio tienen que mejorar.

David Moyes tiene un contrato de 6 temporadas con el Manchester United (hasta 2019). Una vez se anunció el retiro de Sir Alex Ferguson y se nombró al ex-entrenador del Everton sucesor de este, el exitoso entrenador escocés pidió a la afición que tuvieran paciencia con él, que le dieran tiempo y confianza (en estas palabras seguramente se vio reflejado SAF, con quién tuvieron confianza pese a su mal inicio en el club). Parece que la afición está confiando en él y le está dando tiempo, aunque cada vez sea mayor la frustración con los resultados del equipo. Habrá que ver cuánto aguante tienen los propietarios del club, los Glazer, con el entrenador escocés. En el Everton David Moyes demostró que con tiempo puede sacar un gran rendimiento de una plantilla, y aunque el Manchester United está pasando por una crisis que pone en duda su labor, solo el tiempo nos acabará dando el resultado de esta etapa. Mientras tanto, David Moyes seguirá buscando las herramientas que le ayuden a hacer su encaje de bolillos.